La cultura pandillera es estrechamente y estereotípicamente asociada con el mundo latinoamericano. La mayoría de las veces, es una exhibición de machismo. Los hombres son los que luchar, matar y hacer tratos para consolidar su poder. Las mujeres generalmente se mantienen en el lado como guardias o para hacer los mandados confiados.
Usted puede haber oído de la banda famosa, Mara Salvatrucha, basada en toda Latinoamérica , en países como El Salvador, Nicaragua, Honduras, Guatemala. En la reciente película mexicana, Sin Nombre, vemos los tratos duros de la banda. Su actitud para con las mujeres es también un tema clave en la película.
Ahora las mujeres representan una gran parte de los 100.000 miembros de los Maras. Al principio, eran objetos sexuales para los hombres. Las mujeres son percibidas de una manera más confiada. Por lo tanto, juegan un papel clave en hacer recados para los pandilleros. Por ejemplo, las mujeres les llevan la comida y suministros.
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| Una pandillera tatuada |
Miembros del banda realizan un proceso de iniciación implacable para los hombres y las mujeres. Las mujeres sufren maltrato sexual. Los Maras cuentan hasta 13 y una mujer es golpeada. Pero entonces ella será violada por muchos hombres.
Una vez iniciado, la pandillera tiene un papel secundario, que es principalmente de naturaleza sexual. Es la cultura Mara y embebidos en los hombres para explotar sexualmente a las mujeres. Esto puede ser visto simbólicamente también. Los Maras tienen muchos tatuajes. Uno de los tatuajes más común es el de mujeres desnudas, para significar la obligación de las mujeres de prostituirse.
Sin embargo, estas mujeres pasan por estos malos tratos para obtener un sentido de pertenencia. La mayoría de los miembros vienen de hogares de clase baja y zonas donde hay una falta de recursos, oportunidades y fracasos escolares. Para ellas, es como ser parte de una familia y la única manera de vivir mejor.
